Autor. Luis Britto García (Ven)[1]
Ante la Reunión de Jefes de Estado de la Comunidad
Europea (8/FEB/2002)[2]
Aquí pues
yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc, he venido a encontrar a los que celebran el
Encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron América hace cuarenta
mil años, he venido a encontrar a los que se la encontraron hace quinientos.
Aquí pues nos encontramos todos: sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca
tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir
a los que me Descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una Deuda
contraída por Judas a quienes nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda Deuda se paga con intereses,
aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles
consentimiento. Ya los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pago.
También puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre
papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que sólo entre el año de 1503 y
el de 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones
de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? No lo creyera yo, porque es
pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento.
¿Expoliación? Guárdeme Tonatzin[3] de figurarme que
los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano.
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas,
que califican al Encuentro de Destrucción de las Indias, o a ultrosos como el
doctor Arturo Uslar Pietri, quienes afirman que el arranque del capitalismo y
de la actual civilización europea se debió a esa inundación de metales
preciosos. No, esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben
ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para
el desarrollo de Europa. Lo contrario, sería presuponer crímenes de guerra, lo
cual daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino a indemnización
por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc, prefiero creer en la menos
ofensiva de la hipótesis.
Tan fabulosas exportaciones de capital no
fueron más que el inicio de un Plan “Marshalltzuma[4]” para garantizar la
reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras
contra los cultos musulmanes[5], defensores del
álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la
civilización. Por ello, al acercarnos al Quinto Centenario del Empréstito,
podemos preguntarnos: ¿han hecho los hermanos europeos un uso racional,
responsable, o por lo menos productivo de los recursos tan generosamente
adelantados por nuestro Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que
no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en
batallas de Lepanto[6],
Armadas Invencibles[7], Terceros Reichs y
otras formas de exterminio mutuo, sin más resultado que acabar ocupados por las
tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal). En lo financiero, han
sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital
o intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas
y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo. Este deplorable cuadro
corrobora la afirmación de Milton Friedman conforme a la cual una economía
subsidiada jamás podrá funcionar. Y nos obliga a reclamarles -por su propio
bien- el pago de capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos
estos siglos. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los
hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de interés de un 20%
y hasta un 30% que los hermanos europeos cobran a los pueblos del Tercer Mundo.
Nos limitaremos a exigir la devolución de
los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10% anual
acumulado durante los últimos trescientos años. Sobre esta base, y aplicando la
europea fórmula del interés compuesto, informamos a los Descubridores que sólo
nos deben, como primer pago de la Deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y
otra de 16 millones de kilos de plata, ambas elevadas a potencia de
trescientos. Es decir: un número para cuya expresión total serían necesarias
más de trescientas cifras, y que supera ampliamente el peso de la Tierra.
Muy pesadas son estas moles de oro y de plata. ¿Cuánto pesarían calculadas en
sangre? Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas
suficientes para cancelar este módico interés, sería tanto como admitir su
absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos
del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los
indoamericanos. Pero sí exigimos la inmediata firma de una Carta de Intención
que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y los obligue a
cumplirnos sus compromisos mediante una pronta Privatización o Reconversión de
Europa, que les permita entregárnosla entera como primer pago de su Deuda
histórica.
Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota
que le impide cumplir sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos
contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al
poeta. Pero no podrán: porque esa bala, es el corazón de Europa.
Guaicaipuro Cuauhtémoc
[1] El autor: Luis Britto García (Caracas,
1940). Escritor venezolano. Su obra de ficción, formalmente experimental,
elabora una crítica de la situación política y social de su país (Rajatabla,
1970; Abrapalabra, 1980; La orgía imaginaria, 1983).
También se ha dedicado al ensayo, entre cuyos títulos cabe citar El
imperio contracultural: del rock a la posmodernidad (1991). Premio
Casa de las Américas en 1970 y premio nacional de literatura en 1980. http://www.pepe-rodriguez.com/Ecologia_Consumo/Deuda_externa_indigena.htm
[2] El texto es una obra de ficción, pero su
contenido es tan aceradamente cierto, la crítica a los europeos tan
absolutamente justificada y la redacción tan ingeniosa, que merece ser leído y
difundido.El cacique Guaicaipuro existió hace poco menos de quinientos años,
aunque su nombre real no incluía el ahora añadido Cuatemoc.El autor del relato
es Luis Britto García, que lo publicó el 6 de octubre de 2003, con motivo
del Día de la Resistencia indígena (12 de 0ctubre), bajo el título de "Guaicaipuro
Cuatemoc cobra la deuda a Europa".
[3] Tonantzin (en náhuatl: Tonantsin ‘nuestra
venerable madre’‘to-, nuestro; nantli, madre; -tsin,
diminutivo reverencial’) en la cultura y mitología mexica es el término con que se designaba a distintas
deidades femeninas,principalmente Coatlicue, Cihuacóatl y Tocih (madre de los dioses o Teteoh Innan). Tonantzin - Wikipedia, la enciclopedia
libre
[5] En el año
711 da comienzo la dominación árabe en España, que durará en el caso de Jerez
más de cinco siglos. Durante
todo este tiempo “Sherish”, nombre que
dan los árabes a Jerez, siguió
siendo un importante centro de elaboración
de vinos a pesar de la prohibición coránica.
En el año 711 da comienzo la dominación
árabe en España | Bodegas Blanca Reyes
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