Carta a mí mismo
Yo soy una persona
especial, única e irrepetible creación en el universo.
Con fortalezas
y debilidades, Oportunidades y riesgos ante mí cada día.
Capaz de
aprender de mis errores y mis logros
Capaz de hacer todo lo que sea necesario hacer
honestamente, cuando me dispongo a esforzarme porque sé que es necesario para
alcanzar mis sueños al convertirlos en metas, con la ayuda de mi familia, mis
maestros y mis verdaderos amigos.
¿Cómo puedes
tú apoyarme en este proceso?
Sofía Moreno y
Amilkar Brunal
Reflexión 1: El Poder de la Persistencia[1]
En el viaje del estudiante, cada
obstáculo superado es una victoria que merece ser celebrada.
La persistencia es más que
simplemente seguir adelante;
es el arte de enfrentar cada desafío con
coraje y determinación.
Aunque el camino académico a veces
puede parecer cuesta arriba, recuerda que cada paso, no importa cuán pequeño,
te acerca a tu meta.
La persistencia no significa no caer nunca,
sino levantarse cada vez que se cae.
En los momentos de duda, cuando el
cansancio amenaza con desvanecer tus sueños, recuerda por qué empezaste.
Cada dificultad en el estudio, es una
oportunidad para crecer, para fortalecer tu carácter y para demostrarte a ti
mismo de qué estás hecho.
La verdadera persistencia se
cultiva en los momentos de desafío, alimentada por la convicción de que tus
esfuerzos valen la pena.
La historia de cada estudiante exitoso está llena de
capítulos de perseverancia.
No tengas miedo de escribir
el tuyo, con sus altas y bajas, porque es en el tejido de esos esfuerzos donde
se forma el carácter de un verdadero triunfador.
Recuerda, la persistencia
no es un viaje solitario; a tu alrededor hay compañeros y mentores que pueden
apoyarte.
Nunca subestimes el poder
de persistir, paso a paso, hacia tus sueños.
Aprender es mucho más que memorizar información para un examen; es un viaje apasionante de descubrimiento
personal y enriquecimiento intelectual.
Cada concepto nuevo que aprendes,
cada idea que exploras, expande tu visión del mundo y de ti mismo.
La educación no
solo te prepara para una carrera; te prepara para la vida, equipándote con el
conocimiento y las habilidades para navegar un mundo en constante cambio.
Mientras estudias, recuerda que
cada tema, incluso aquellos que parecen distantes o difíciles, tiene algo
valioso que enseñarte.
La belleza de aprender reside en
la capacidad de conectar ideas, de ver el mundo desde perspectivas diferentes.
No se trata solo de adquirir
conocimientos, sino de aprender a pensar críticamente, a cuestionar y a crear.
Sé curioso, pregunta, explora.
La universidad o la escuela son tus laboratorios para experimentar
y descubrir.
Aprender es un regalo, una
aventura que dura toda la vida.
Así que disfruta cada paso de este viaje, abraza cada desafío como
una oportunidad para crecer y recuerda que el conocimiento es una herramienta
poderosa que nadie puede quitarte.
En el camino del estudiante, los
errores son inevitables, pero también son increíblemente valiosos.
Cada error que cometes es una lección
disfrazada,
una oportunidad para aprender y
mejorar.
En lugar de temer al error,
acéptalo como parte de tu proceso de aprendizaje. No te definen tus errores,
sino cómo respondes a ellos.
Recuerda que los mayores avances a
menudo vienen después de los fracasos. Cada vez que algo no sale como
esperabas, tienes la oportunidad de analizar, ajustar y probar nuevamente.
Esta capacidad de adaptación y
aprendizaje es lo que te prepara para el éxito en el futuro, tanto en lo
académico como en la vida.
Así que cuando enfrentes un revés, tómalo con calma.
Respira, reflexiona sobre lo que sucedió y lo que puedes aprender de
ello.
Habla con tus maestros, busca apoyo en tus compañeros, y no tengas
miedo de intentarlo de nuevo.
En el gran esquema de tu educación,
cada error es un peldaño más en la escalera hacia el éxito.
Mis queridos
egresados/as
Querid@s estudiantes quiero contarles lo que me está pasando últimamente y
seguramente van a entender muchas de las cosas que hacemos
los maestros.
Les voy a dar un ejemplo simple y
claro.
Imaginémonos que somos dueños de una verdulería. Nos
levantamos todos los días temprano para recibir la mercancía,
seleccionamos las frutas y verduras, y separamos las que están buenas de
las malas.
Acomodamos toda la mercancía en sus
respectivos lugares, para que al momento de abrir el cliente pueda ver la gran
variedad de productos frescos y disponibles el día de hoy.
Llega la hora de abrir nuestra verdulería, el tiempo va
pasando, pero nadie se acerca, algunos de los vecinos te saludan desde lejos
gritándote, ¡buen día!, en ese momento decís, guau, saben que estoy. Pero aún
nadie ha comprado ni una sola fruta. Comienzas a hacerte las siguientes
preguntas: ¿Estarán bien? ¿Comprarán en otra verdulería? ¿Qué voy a hacer con
tanta mercancía si ningún cliente pasa a comprarla?
De repente ves que se asoma un pequeño grupo, los clientes
fieles que hoy solo se retrasaron un poco en llegar. Los atiendes con tu buena disposición
y armándoles las bolsas de su pedido acorde con sus necesidades. Se las
entregas junto con un mensaje personal a cada uno de ellos.
Comienzas a recuperar esa sensación que
durante el trascurso del día los clientes irán apareciendo. El tiempo
pasa y te das cuenta que ya es momento de cerrar.
Comienzas a guardar todo muy despacio
teniendo la ilusión de que alguien aparezca sorpresivamente y se lleve la mercancía
seleccionada para ellos. Pero nunca llegan.
Te vas camino a casa pensando y
repensando que es lo que estás haciendo mal en tu trabajo, será que la manzana
está muy madura, los morrones estarán muy caros y optan por otras opciones más
económicas. Muy en el fondo sabes que toda esa fruta y verdura que preparaste
ya no servirá para los próximos días. Toda esa situación te pone muy mal,
no solo por el esfuerzo que has hecho para poder poner en disposición de los
clientes esa mercancía si no también porque sabes que se tiene que desechar. Y
eso es lo que más duele, tener que tirar el alimento que sabes que nutre y es
de mucha ayuda para sus vidas.
Es muy difícil poder hacer nuestro
trabajo si no vemos respuestas de ustedes.
Me siento
como ese verdulero. Espero con mucha ansiedad saber de ustedes, cómo están,
cómo se sienten. Yo también tengo mis días grises y soleados y encontré en la
escritura ese desahogo que hoy en día me permite seguir con este pequeño grupo
de clientes, muy fieles.
Me hubiera gustado que las cosas
fuesen diferentes, pero las circunstancias se dieron de este modo. Soy maestr@
y amo trabajar en el aula con ustedes, mis alumnos/as, en dónde no había
intermediarios.
Pero hoy
nos toca enseñar y aprender con intermediarios: un dispositivo electrónico, que
a veces está facilitado por un adulto y a veces no.
Extraño muchísimo ese contacto
directo con cada uno de ustedes, que van desde un festejo de cumpleaños hasta
un abrazo muy fuerte cuando noto que alguno de ustedes no está bien. Soy de la
idea que un gesto vale más que mil palabras, pero en este contexto no lo podría
poner en práctica. Comencé a transformar esos gestos en acciones que sean
visibles, que va más allá de preparar una clase, escribirla y mandar una foto.
Se trata de poder acompañarlos en
este camino hermoso, cerrar una primera etapa de sus vidas y darles las
herramientas necesarias para que tengan un muy buen inicio en la próxima, que
será aún mayor sin duda, pero podrán afrontarla y podrán sortear cada desafío y
obstáculos que se les presenten.
Me cuesta aceptar la idea que
egresarán en tan solo unos meses y con solo pensar que muchos de ustedes aún
les faltan herramientas para su próxima etapa me entristece, porque siento que
fallé como maestra.
Este año tuvimos que cambiar la
metodología de trabajo: ya no esperar que el cliente venga al local a buscar el
producto, sino que el vendedor tenga que ir a cada hogar llevando semillas para
que cada uno las siembre y juntos desde la distancia ir dándole todo lo que
necesita para su crecimiento.
Si golpeo tu puerta y recibís
estas semillas, contéstame con un simple buen día profe, ¿Cómo estas hoy?, si
golpeo a tu puerta, conversemos de lo que te pasa, somos seres humanos y toda
esta situación es nueva para todos. No están solos, no fue un año perdido, seguimos aprendiendo,
sólo que es de un modo diferente.
Tu
seño Xoana Fernández
1. “Sé
que sabrás hacerlo”
“Creo en ti”, “no dudo que lo conseguirás”, “lo vas a lograr”.
Referencias
Frases
que deberíamos decir a nuestros alumnos cada día (educaciontrespuntocero.com)
Las
100 mejores frases motivadoras para estudiantes (businessinsider.es)
+35
frases motivadoras para estudiantes imperdibles | Aprende Institute
99
frases motivadoras para estudiantes - Objetivo: Vivir (objetivovivir.com)
Las
mejores dedicatorias de maestros a alumnos: inspiración y gratitud
(cultura-brillante.com)
https://palabraspoderosas.net/las-mejores-reflexiones-para-estudiantes/
https://proyectovidaplena.com/40-mensajes-agradecimiento-maestro-un-estudiante/
Las
Mejores Reflexiones para Estudiantes | PALABRAS PODEROSAS
Carta
para mis estudiantes - LOCOS X LA DOCENCIA (locosporladocencia.com)
Las
100 mejores frases motivadoras para estudiantes (businessinsider.es)
Frases
que deberíamos decir a nuestros alumnos cada día (educaciontrespuntocero.com)
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