lunes, 8 de julio de 2024

Mensajes motivacionales a mis estudiantes.



Carta a mí mismo

 

Yo soy una persona especial, única e irrepetible creación en el universo.

Con fortalezas y debilidades, Oportunidades y riesgos ante mí cada día.

Capaz de aprender de mis errores y mis logros  

 Capaz de hacer todo lo que sea necesario hacer honestamente, cuando me dispongo a esforzarme porque sé que es necesario para alcanzar mis sueños al convertirlos en metas, con la ayuda de mi familia, mis maestros y mis verdaderos amigos.

¿Cómo puedes tú apoyarme en este proceso?

Sofía Moreno y Amilkar Brunal

Reflexión 1: El Poder de la Persistencia[1]

En el viaje del estudiante, cada obstáculo superado es una victoria que merece ser celebrada.

La persistencia es más que simplemente seguir adelante;

 es el arte de enfrentar cada desafío con coraje y determinación.

Aunque el camino académico a veces puede parecer cuesta arriba, recuerda que cada paso, no importa cuán pequeño, te acerca a tu meta.

 La persistencia no significa no caer nunca, sino levantarse cada vez que se cae.

 En los momentos de duda, cuando el cansancio amenaza con desvanecer tus sueños, recuerda por qué empezaste.

 Cada dificultad en el estudio, es una oportunidad para crecer, para fortalecer tu carácter y para demostrarte a ti mismo de qué estás hecho.

La verdadera persistencia se cultiva en los momentos de desafío, alimentada por la convicción de que tus esfuerzos valen la pena.

La historia de cada estudiante exitoso está llena de capítulos de perseverancia.

 No tengas miedo de escribir el tuyo, con sus altas y bajas, porque es en el tejido de esos esfuerzos donde se forma el carácter de un verdadero triunfador.

 Recuerda, la persistencia no es un viaje solitario; a tu alrededor hay compañeros y mentores que pueden apoyarte.

 Nunca subestimes el poder de persistir, paso a paso, hacia tus sueños.

 

Aprender es mucho más que memorizar información para un examen; es un viaje apasionante de descubrimiento personal y enriquecimiento intelectual.

Cada concepto nuevo que aprendes, cada idea que exploras, expande tu visión del mundo y de ti mismo.

 La educación no solo te prepara para una carrera; te prepara para la vida, equipándote con el conocimiento y las habilidades para navegar un mundo en constante cambio.

Mientras estudias, recuerda que cada tema, incluso aquellos que parecen distantes o difíciles, tiene algo valioso que enseñarte.

La belleza de aprender reside en la capacidad de conectar ideas, de ver el mundo desde perspectivas diferentes.

No se trata solo de adquirir conocimientos, sino de aprender a pensar críticamente, a cuestionar y a crear.

Sé curioso, pregunta, explora.

La universidad o la escuela son tus laboratorios para experimentar y descubrir.

 Aprender es un regalo, una aventura que dura toda la vida.

Así que disfruta cada paso de este viaje, abraza cada desafío como una oportunidad para crecer y recuerda que el conocimiento es una herramienta poderosa que nadie puede quitarte.

 

En el camino del estudiante, los errores son inevitables, pero también son increíblemente valiosos.

 Cada error que cometes es una lección disfrazada,

una oportunidad para aprender y mejorar.

En lugar de temer al error, acéptalo como parte de tu proceso de aprendizaje. No te definen tus errores, sino cómo respondes a ellos.

Recuerda que los mayores avances a menudo vienen después de los fracasos. Cada vez que algo no sale como esperabas, tienes la oportunidad de analizar, ajustar y probar nuevamente.

Esta capacidad de adaptación y aprendizaje es lo que te prepara para el éxito en el futuro, tanto en lo académico como en la vida.

Así que cuando enfrentes un revés, tómalo con calma.

Respira, reflexiona sobre lo que sucedió y lo que puedes aprender de ello.

Habla con tus maestros, busca apoyo en tus compañeros, y no tengas miedo de intentarlo de nuevo.

 En el gran esquema de tu  educación, cada error es un peldaño más en la escalera hacia el éxito.

 

 Mis queridos egresados/as

Querid@s estudiantes quiero contarles lo que me está pasando últimamente y seguramente van a entender muchas de las cosas que hacemos los maestros.

Les voy a dar un ejemplo simple y claro.

Imaginémonos que somos dueños de una verdulería. Nos levantamos todos los días temprano para recibir la mercancía, seleccionamos las frutas y verduras, y separamos las que están buenas de las malas.

Acomodamos toda la mercancía en sus respectivos lugares, para que al momento de abrir el cliente pueda ver la gran variedad de productos frescos y disponibles el día de hoy.

Llega la hora de abrir nuestra verdulería, el tiempo va pasando, pero nadie se acerca, algunos de los vecinos te saludan desde lejos gritándote, ¡buen día!, en ese momento decís, guau, saben que estoy. Pero aún nadie ha comprado ni una sola fruta. Comienzas a hacerte las siguientes preguntas: ¿Estarán bien? ¿Comprarán en otra verdulería? ¿Qué voy a hacer con tanta mercancía si ningún cliente pasa a comprarla?

De repente ves que se asoma un pequeño grupo, los clientes fieles que hoy solo se retrasaron un poco en llegar. Los atiendes con tu buena disposición y armándoles las bolsas de su pedido acorde con sus necesidades. Se las entregas junto con un mensaje personal a cada uno de ellos.

 Comienzas a recuperar esa sensación que durante el trascurso del día los clientes irán apareciendo.  El tiempo pasa y te das cuenta que ya es momento de cerrar. 

Comienzas a guardar todo muy despacio teniendo la ilusión de que alguien aparezca sorpresivamente y se lleve la mercancía seleccionada para ellos. Pero nunca llegan.

Te vas camino a casa pensando y repensando que es lo que estás haciendo mal en tu trabajo, será que la manzana está muy madura, los morrones estarán muy caros y optan por otras opciones más económicas. Muy en el fondo sabes que toda esa fruta y verdura que preparaste ya no servirá para los próximos días.  Toda esa situación te pone muy mal, no solo por el esfuerzo que has hecho para poder poner en disposición de los clientes esa mercancía si no también porque sabes que se tiene que desechar. Y eso es lo que más duele, tener que tirar el alimento que sabes que nutre y es de mucha ayuda para sus vidas.

Es muy difícil poder hacer nuestro trabajo si no vemos respuestas de ustedes.

Me siento como ese verdulero. Espero con mucha ansiedad saber de ustedes, cómo están, cómo se sienten. Yo también tengo mis días grises y soleados y encontré en la escritura ese desahogo que hoy en día me permite seguir con este pequeño grupo de clientes, muy fieles.

Me hubiera gustado que las cosas fuesen diferentes, pero las circunstancias se dieron de este modo. Soy maestr@ y amo trabajar en el aula con ustedes, mis alumnos/as, en dónde no había intermediarios.

Pero hoy nos toca enseñar y aprender con intermediarios: un dispositivo electrónico, que a veces está facilitado por un adulto y a veces no.

Extraño muchísimo ese contacto directo con cada uno de ustedes, que van desde un festejo de cumpleaños hasta un abrazo muy fuerte cuando noto que alguno de ustedes no está bien. Soy de la idea que un gesto vale más que mil palabras, pero en este contexto no lo podría poner en práctica. Comencé a transformar esos gestos en acciones que sean visibles, que va más allá de preparar una clase, escribirla y mandar una foto.

Se trata de poder acompañarlos en este camino hermoso, cerrar una primera etapa de sus vidas y darles las herramientas necesarias para que tengan un muy buen inicio en la próxima, que será aún mayor sin duda, pero podrán afrontarla y podrán sortear cada desafío y obstáculos que se les presenten.

 Me cuesta aceptar la idea que egresarán en tan solo unos meses y con solo pensar que muchos de ustedes aún les faltan herramientas para su próxima etapa me entristece, porque siento que fallé como maestra.

Este año tuvimos que cambiar la metodología de trabajo: ya no esperar que el cliente venga al local a buscar el producto, sino que el vendedor tenga que ir a cada hogar llevando semillas para que cada uno las siembre y juntos desde la distancia ir dándole todo lo que necesita para su crecimiento.

 Si golpeo tu puerta y recibís estas semillas, contéstame con un simple buen día profe, ¿Cómo estas hoy?, si golpeo a tu puerta, conversemos de lo que te pasa, somos seres humanos y toda esta situación es nueva para todos. No están solos, no fue un año perdido, seguimos aprendiendo, sólo que es de un modo diferente.

                                                                                                           Tu seño Xoana Fernández

 

1. “Sé que sabrás hacerlo”

 “Creo en ti”, “no dudo que lo conseguirás”, “lo vas a lograr”.

 

Referencias

Frases que deberíamos decir a nuestros alumnos cada día (educaciontrespuntocero.com)

Las 100 mejores frases motivadoras para estudiantes (businessinsider.es)

+35 frases motivadoras para estudiantes imperdibles | Aprende Institute

99 frases motivadoras para estudiantes - Objetivo: Vivir (objetivovivir.com)

Dedicatoria para mis alumnos: Un mensaje de agradecimiento y cariño | Actualizado junio 2024 (lasmejoresdedicatorias.com.es)

Las mejores dedicatorias de maestros a alumnos: inspiración y gratitud (cultura-brillante.com)

https://palabraspoderosas.net/las-mejores-reflexiones-para-estudiantes/

https://proyectovidaplena.com/40-mensajes-agradecimiento-maestro-un-estudiante/

Las Mejores Reflexiones para Estudiantes | PALABRAS PODEROSAS

Carta para mis estudiantes - LOCOS X LA DOCENCIA (locosporladocencia.com)

Las 100 mejores frases motivadoras para estudiantes (businessinsider.es)

Frases que deberíamos decir a nuestros alumnos cada día (educaciontrespuntocero.com)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario